El desayuno es la primera comida del día y por lo tanto es de las más importantes. Su función esencial es cortar el ayuno de alimentos y bebidas que se produce mientras dormimos y volver a activar el metabolismo para nuestra puesta en marcha. Debido a estas características es importante que sea completo tanto a nivel sólido como líquido y por ello es importante que cuente con bebidas y alimentos nutritivos que nos ayuden a mantenernos saludables y rendir al máximo a lo largo del día. Existen muchos errores producidos en el desayuno que lastran los buenos hábitos de las siguientes comidas. Si encima hablamos de que practicamos ejercicio de manera habitual, empezar a hacer las cosas bien desde primera hora resulta más que rentable.
Elegir los carbohidratos inadecuados
Al empezar el día hay que llenar el tanque energético de nuestro cuerpo y el mejor combustible no es otro que los carbohidratos. Sin embargo, muchos de nosotros pensamos que todos estos hidratos son iguales y no es así. Es normal que sepamos diferenciar entre los hidratos de una tableta de chocolate y del arroz, pero si practicamos deporte de manera habitual, y más en casos de deportes de fondo, hay que ajustar mejor el tipo de carbohidrato a ingerir, ya que unos producen energía de una manera instantánea y otros de una manera más prolongada en el tiempo. Estos son los carbohidratos simples y complejos.
Los alimentos que contienen carbohidratos simples incluyen: el azúcar de mesa, los productos con harina blanca, miel, leche, yogur, dulces, chocolate, fruta, zumo de fruta, pastel, mermelada, galletas, miel, refrescos y cereales azucarados.
Los carbohidratos complejos son en su mayoría ricos en fibra, vitaminas y minerales; toman un poco más de tiempo para digerir y no aumentan los niveles de azúcar en la sangre tan rápidamente como los hidratos de carbono simples. Los carbohidratos complejos actúan como combustible más estable para el cuerpo y contribuyen significativamente a la producción de energía. Salvo que vayas a entrenar inmediatamente después de desayunar, la mayor parte de consumo de hidratos de carbono en el desayuno debería provenir de hidratos de carbono complejos.
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Olvidarse de las proteínas
Las proteínas son los nutrientes esenciales que alimentan los músculos, por lo tanto se convierten en imprescindibles para cualquier persona que practique deporte, más aún los corredores. Son la base que permite recuperar a nuestro cuerpo y reparar el desgaste que se produce al correr.
Los batidos de proteínas siempre son una buena solución si no hay mucho tiempo a la hora de desayunar. Para los que prefieren una mayor elaboración y de una manera más natural el huevo es un complemento perfecto en todas sus variables: hervidos, revueltos, en tortilla…Si la hora del entrenamiento es anterior a la media la mañana es mejor dejar la ingesta de proteínas a la vuelta del entreno ya que tardan más en digerirse y nos ahorramos posibles molestias estomacales durante la práctica deportiva.
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Poco líquido
El agua proporciona el medio donde se desarrollan la mayoría de los procesos corporales pues es el principal componente de la sangre. El llevar una buena hidratación ayuda a trasportar nutrientes a las zonas que lo necesitan así que como a desechar lo que el cuerpo debe expulsar. Si empezamos desde primera hora del día con una buena hidratación los músculos estarán mejor preparados para exigencias futuras y el riesgo de sobrecargas, roturas o desgastes musculares en general debido a la deshidratación se reducirá tanto como tragos tomemos. El alcohol o bebidas muy azucaradas quedan totalmente excluidos de esta recomendación al deshidratar y al crear picos de glucemia negativos para cualquier práctica deportiva. Mientras preparas tu desayuno, intenta beber al menos un vaso de agua, de zumo o una taza de café.
Mentalidad de desayuno
Muchas personas tienen la mentalidad de que hay comidas para el desayuno y otras para el almuerzo y la cena. Sin embargo, el desayuno es una comida como las otras y puedes incluir cualquier alimento. No elimines nutrientes de calidad como los huevos, las verduras, las frutas o las legumbres sólo porque las vayas a comer en otras comidas.