La Mizuno Wave Rider llega a su edición 23. Se trata de todo un peso pesado en el sector del calzado de gama alta. 23 años la contemplan y su huevo en el mercado es inamovible. Es cierto que no todas sus ediciones han gozado del mismo nivel de aceptación, pero solo oir su nombre nos hace recordar que nos encontramos con un modelo de alto nivel.
Los cambios experimentados en esta versión 23 no son extensos, pero si que se trata de algunos retoques interesantes que hacen que este modelo mantenga muy vivo el interés de sus usuarios.
Su peso se ha visto reducido y el tacto de amortiguación se ha ido adaptando a lo que parece ser que es la tendencia del mercado en las últimas temporadas: tactos suaves y recorridos generosos.
Mizuno no quiere dejar que las nuevas influencias condicionen su forma de entender una zapatilla de correr. Es por ello que mantienen la sensación de horma bien reconocible y que todos los que se hayan calzado una Rider de las versiones anteriores reconocerán en esta Rider 23.
La plataforma Wave sigue siendo una de esas características distintivas que nos hacen entender que Mizuno mantiene una coherencia en su gama y confianza en las tecnologías que desarrollan.
Vamos a ver de forma más detallada lo que nos vamos a encontrar en esta nueva Wave Rider 23:
Media suela:
Sigue contando con los materiales que la marca nipona utiliza en las últimas versiones de sus topes de gama. Los compuestos U4iC y U4icX se encargan de absorber el impacto de la pisada, estando el segundo situado únicamente en la parte baja del talón. Su cometido es el de eliminar la mayor cantidad de impacto posible.
El U4iC es un material algo más firme que dota de estabilidad al conjunto de la zapatilla, aunque también se le encomienda la absorción del impacto en toda la media suela.
Es curioso como Mizuno se ha centrado en sus compuestos derivados de la goma EVA sin unirse a la moda de los polímeros. Es posible que en el futuro experimenten con ellos, pero por ahora continúan con la coherencia de desarrollar y perfeccionar sus tecnologías.
En la media suela, siguiendo con la constancia de Mizuno en sus decisiones, encontramos la plataforma Wave. Este clásico sistema aporta una estabilidad que está fuera del alcance de los sistemas usados por otras marcas. Además su diseño y forma contribuye a la amortiguación al combinarlo con el resto de tecnologías.
Uno de los cambios apreciables en esta parte es la inclusión de una mayor cantidad de ranuras de flexión, sobre todo en la parte externa del talón, consiguiendo un apoyo más amortiguado y natural.
Suela:
Como ya adelantábamos anteriormente, las Rider 23 aumentan la cantidad de estrías de flexión mientras que mantienen el mismo compuesto X10 como elección para el material de la suela.
El concepto Smooth Ride, cuya leyenda viene escrita en uno de los tacos, es básicamente un compendio de varias de las tecnologías usadas en esta Rider 23. Se busca que todas trabajen como una sola para conseguir una sensación unitaria y natural desde el apoyo del pie en el suelo hasta que se produce el despegue del mismo.
En el cuello de la zapatilla, la propia placa Wave hace de estabilizador de la zapatilla. De nuevo esta tecnología muestra el por qué de su permanencia durante décadas en las zapatillas de Mizuno. Su influencia en la estabilidad, amortiguación y comportamiento de las Mizuno es clave.
Upper:
En lo que Mizuno sí que ha decidido actualizarse es en el diseño del upper siguiendo las tendencias más modernas. Los upper tipo knit con malla Engineered Mesh ya son legión en el mercado del running. Este tipo de upper consiguen una mejor transpirabilidad, adaptación al pie mientras que reducen el peso de las zapatillas.
Además de este tipo de malla, Mizuno apuesta por si tecnología Dynamotion Fit, que se encarga de la adaptación y el ajuste al pie. Una doble malla se encarga de aportar sujeción al pie y adaptarse al mismo sin llegar a molestar y aportando la capacidad de transpiración necesaria.
Conclusiones:
La Mizuno Wave Rider 23 tiene una idea bastante clara de lo que busca. Ofrece un comportamiento adaptado a las largas distancias pero diseñado para desenvolverse correctamente a ritmos de crucero medios sin ningún problema.
El runner cuyas piernas se lo permitan, podrá rodar con ellas a ritmos de entre 4:15 y 4:30 por km sin que sienta que las tiene que arrastrar. Desde luego se defenderán perfectamente a ritmos más tranquilos.