En el mundo del running prestamos atención a determinadas cosas. Obviamente la más importante es y será el calzado. De la calidad de la amortiguación y de los materiales que la construyen depende que nuestro cuerpo no se vea afectado por el constante impacto recibido en cada pisada. También damos importancia a la hidratación en épocas veraniegas o a la suplementación energética en tiradas de gran número de kilómetros. Sin embargo, de manera constante hay un elemento que no recibe toda la atención que se merece. Este elemento está en contacto con el pie y con la zapatilla, los dos aspectos más necesarios a la hora de correr, y es ahí donde radica la importancia de este elemento: los calcetines.
El calcetín es el elemento más importante si queremos sentir todas las cualidades de nuestra zapatilla. No debe ser ni muy fino ni muy gordo para que el pie traspire bien y tenga buena protección (existen modelos que aportan amortiguación extra, como los Experia de Thorlos). Es imprescindible que tenga costuras planas o invisibles, debido a que minimiza enormemente el riesgo de fricción con nuestro pie. El pie se mueve de una manera constante hacia delante y atrás, por lo que cualquier mínimo roce a lo largo de media hora se puede convertir con mucha probabilidad en una ampolla bastante incómoda.
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El algodón es el principal enemigo de ese producto y como tal hay que huir de él. El algodón tiene la propiedad de absorber el agua por 
lo que cualquier elemento que lleve algodón, en contacto con el sudor o la humedad, se empapa. Esto, hablando de un calcetín, se traduce en una acumulación de agua alrededor del pie que reblandece la piel y la debilita frente a cualquier fricción, aumentando las posibilidades de cualquier bolsa de agua o ampolla. Los materiales principales que deben componer un calcetín son el poliéster, la poliamida, la licra y el elastómero, este último es el que aporta la fortaleza en el arco para que el calcetín no se desplace con el movimiento.
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En el apartado de calcetines técnicos también destacan los calcetines de compresión (ya sea el calcetín solo o en una media completa). El beneficio de estos calcetines radica en la facilitación del retorno 
venoso, lo que se traduce en un menor cansancio del pie, mejor recuperación y mayor protección frente a roturas de capilares situados en el pie. Son ideales para gente con arcos o muy bajos o muy elevados, ya que minimiza la exigencia de cada impacto con la tensión que aporta. Incluso la marca Arch Max ha desarrollado unos calcetines que gracias a unos tensores estratégicamente colocados eliminan un gran porcentaje de la tensión en la fascia y en el tibial posterior evitando así lesiones tan comunes como la fascitis plantar o la inflamación del tibial posterior.
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Por lo tanto, igual que comparas marcas, ajustes y amortiguaciones a la hora de comprar tu mejor modelo de zapatilla, “pierde” un poco de tiempo en ver los materiales que componen los calcetines, dónde son más gruesos y más finos, la altura de su caña y el uso más recomendado. En cualquier tienda especialista te pueden asesorar acorde al tipo de entrenamiento que más vayas a realizar ya que, por ejemplo, si vas a hacer grandes distancias interesa que el calcetín esté más acolchado mientras que para distancias más explosivas o competiciones los calcetines de compresión te pueden ir mejor debido a lo agresivo del impacto.